miércoles, 20 de abril de 2016

EJERCICIOS PARA ESTIMULAR LA MEMORIA DE LOS NIÑOS

Ejercicios para estimular la memoria de los niños



Ejercitar la memoria puede ser divertido para los niños de 3 a 6 años. Para ello, es necesario un ambiente relajado y tranquilo, en el que el niño encuentre descanso y pueda prestar atención a los ejercicios estimulantes que le vamos a ofrecer. El niño debe poner todos los sentidos a favor de este momento de aprendizaje, para así poder almacenar toda la información posible de manera consciente, motivada e interesada por aquello que aprende.
Estas lecciones se podrán relacionar con otros aprendizajes, como la rima, la canción, los trabalenguas, las imágenes, etc. Además, estos estímulos deberán aumentar en complejidad y ser más variados a medida que el niño crece. Y es que conforme crece en edad, crece su capacidad de procesar mayor cantidad e información.

Ejercicios para estimular la memoria de los niños

Los ejercicios para estimular las capacidades del niño son muchos y muy variados. Entre ellos, podemos ver bastantes que ayudan a ejercitar la memoria de pequeño, estos son algunos de ellos.
- Tarjetas de asociación: nuestro hijo tiene que recordar dónde se encuentran las dos tarjetas iguales. Para ello, les mostramos primero todas las tarjetas boca arriba, y a continuación, se ponen boca abajo. Nosotros mismos podemos diseñar las tarjetas, condibujos coloridos y fáciles de recordar.
- ¿Qué había?: para desarrollar su memoria visual, debemos colocar encima de una mesa varios objetos. Dejamos que el niño los observe un tiempo y después, los retiramos. El niño tendrá que recordar cuáles eran y nosotros los iremos poniendo encima de la mesa.
- Canciones infantiles: a los niños les encantan las canciones. Podemos animarles a que se aprendan de memoria aquellas que tenemos grabadas para ellos en CDs y a que las canten varias veces. Juguemos con ellos a que pongan el final de las canciones cada vez que cantemos juntos. Así, cuando nosotros digamos "estaba el señor don...", el niño tendrá que concluir la frase diciendo: "don gato". Este pequeño truco es ideal para desarrollar la atención y memoria de los niños.
- Cuentos: a nuestros hijos les gustan mucho que les contemos los mismos cuentos una y otra vez. Cuando ya se los sepan, podemos equivocarnos intencionadamente para que ellos nos corrijan. También podemos preguntarles qué va a ocurrir.
- ¿Qué hicimos ayer?: para sorprender al niño y probar su memoria, podemos preguntarle por las actividades realizadas el día anterior. Se trata de recordar cronológicamente, desde la mañana a la noche.
- Números de teléfono: vamos a escribir en varios trozos de papel diversos números de teléfono. Algunos serán parecidos, otros más distintos. Le diremos que uno de ellos es el más importante y tendrá que descubrirlo cuando los mezclemos todos. También podemos pedirle que se aprenda los números interesantes.
- ¿Qué es diferente?: un jugador, niño o adulto, aparece vestido con normalidad, después, pedimos a nuestro hijo que cierre los ojos durante varios segundos, tiempo durante el cual la persona que participa tendrá que cambiar algo de su aspecto (por ejemplo, subirse la manga del jersey). Después le diremos al niño que descubra la diferencia.

Una memoria en plena forma

- Procura establecer un orden en las actividades diarias. La desorganización generalmente provoca muchos fallos de memoria.
- Deja que sea el niño quien vaya a buscar las cosas que necesite o que le pidamos:ropa, juguetes, comida... de este modo, tendrá que aprender dónde se guardan las cosas y recordarlo para cuando haga falta.
- Los olvidos son normales, es imposible recordar toda la información que llega a diario. Por eso, si nuestro hijo olvida alguna de sus tareas, démosle pistas hasta que recuerde lo que tiene que hacer.
- Para sorprender al niño y probar su memoria, podemos preguntarle por las actividades realizadas el día anterior, o cuando se vaya a dormir, podemos estar un rato con él recordando lo que hemos hecho durante el día. Se trata de recordar cronológicamente, desde la mañana a la noche.
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jueves, 7 de abril de 2016

PONER LÍMITES A LOS NIÑOS





No poner límites a los niños los debilita en vez de fortalecerlos

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¿Qué hacemos por nuestros hijos en la etapa en la que creemos que nos necesitan menos?", pregunta la psicóloga Maritchu Seitún de Chas, en el arranque de Latentes, su último libro. En los últimos años, sus obras sobre crianza se han vuelto un verdadero fenómeno editorial. Cada vez más colegios e incluso empresas la invitan a dar charlas sobre algo que parece haberse convertido en la gran incógnita de la nueva generación: ¿cómo criar hijos confiados, seguros, creativos y con pensamiento libre, pero a la vez que hagan caso a lo que les decimos los padres? En las últimas décadas, dice Seitún, los paradigmas de crianza han oscilado entre el autoritarismo y la permisividad absoluta. "Venimos de una época en que poner límites equivalía a frustrar a los chicos. No había que hacerlos esperar, o dejarlos enojar o permitir que sufran. Hoy nos dimos cuenta de que ese paradigma los debilitaba en lugar de hacerlos fuertes. Ahora, como sociedad, nos encontramos buscando un modelo intermedio", reconoce.
-¿Por qué se los llama latentes?
-Sigmund Freud llamó latencia a la etapa en la que los chicos se desentienden de la sexualidad. Habiendo superado la etapa edípica alrededor de los seis años, el interés por la sexualidad queda entonces "latente" hasta la pubertad, por eso los psicólogos llamamos latentes a los chicos en edad de escolaridad primaria.
-A partir de los seis años, ¿los chicos nos necesitan menos como padres?
-Durante los primeros cinco años cuidamos y acompañamos mucho a nuestros hijos, les enseñamos muchas cosas que a los seis se van consolidando en ellos, empezamos a verlos más independientes en muchos aspectos: se bañan, se visten y comen solos, se entretienen con hermanos, primos o amigos, los acompañamos a la cama pero se duermen también solos, ya no nos requieren tanto todo el tiempo ni tan físicamente. Empiezan a pasar más tiempo afuera de casa: en el colegio, haciendo deportes en el club, jugando en la vereda, en casa de amigos. Y ya no necesitan esa vigilia, ese seguimiento permanente, esa marca "hombre a hombre" de los primeros años.
-¿Qué está en juego en esa etapa?
-Habiendo fortalecido la confianza en sí mismos y en sus recursos, y habiendo consolidado la confianza en el vínculo con sus padres, es una etapa de enormes aprendizajes en todas las áreas: intelectual, emocional, social, motriz y deportiva. Todas sus energías están puestas en aprender, jugar, hacerse amigos...
-¿Hablar de límites en la crianza es un paradigma del pasado?
-Todo lo contrario: hemos vuelto a hablar de límites después de una época en que parecía que no había que ponerlos ni tampoco frustrar a los chicos ni hacerlos esperar, enojar o dejarlos sufrir. Lo hicimos porque nos dimos cuenta que ese paradigma los debilitaba en lugar de hacerlos fuertes. Pasamos de un modelo autoritarito y arbitrario con límites excesivos a otro opuesto, el permisivo, falto de límites, y hoy nos encontramos buscando un modelo intermedio que tome lo mejor de cada uno de esos modelos.
-Hoy la sociedad anima a los más chicos a que dejen pronto de ser niños. ¿Por qué?
-No puedo encontrar otra razón que la de invitar al consumo, porque, sabiendo como sabemos que todo va a llegar, no hay ninguna necesidad de apurar su crecimiento; esa etapa de infancia en la que se saben cuidados por sus padres, es muy valiosa para aprender, jugar, pasarla bien, practicar habilidades, tranquilos de que papá y mamá se ocupan. Hay otro grupo de niños que se ve obligado a dejar de serlo por cuestiones socioeconómicas: porque tienen que ayudar a sus padres y ocuparse de su supervivencia mucho antes de estar preparados para ello. Ojalá el Gobierno y la sociedad logren, trabajando en equipo, que esto deje de ocurrir en nuestro país.
-Se dice que ahora la adolescencia empieza en las niñas a los ocho años, que los ocho son los nuevos doce. ¿Es cierto?
-La pubertad física se ha ido adelantando pero no hasta ese punto, rara vez una niña de 12 empieza su desarrollo puberal y menos todavía los varones. Encuentro niños que se creen adolescentes y en realidad son niños a quienes les han faltado límites, no tienen clara la autoridad de los adultos y se portan como si fueran más chiquitos con berrinches, malos modos y peores respuestas, no como adolescentes, aunque sus padres prefieran creer que es una adolescencia adelantada.
-Entre tanto cambio de paradigmas, ¿estamos un poco desorientados los padres de las nuevas generaciones?
-Puede ser que estemos desorientados, es cuestión de investigar un poco y tomar una postura personal. Pero además creo que no hemos tomado conciencia de que la sociedad como tal ha dejado de educar a nuestros hijos, cosas que sí ocurría en las generaciones anteriores en la que muchos adultos eran referentes, ponían límites, educaban. Abuelos y otros familiares, personal docente y no docente de los colegios, los vecinos. Todos cumplían un rol social en la formación de los niños. Hoy hasta nos enojamos con las maestras cuando se atreven a hacerlo, sin darnos cuenta de que nos quedamos muy solos con una tarea compleja.

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