jueves, 10 de octubre de 2013

NATIVOS DIGITALES Y NOSOTROS

Enseñando a usar las nuevas tecnologías...

...o aprendiendo sobre adaptación


Para cualquiera de nosotros, por mínimas que sean nuestras dotes de observación, seguramente no nos pase desapercibida la transformación constante que están experimentando las formas de relacionarse de las personas.
A aquellos encuentros de no hace mucho tiempo para tomar un café mientras charlábamos poniéndonos al día, o esas llamadas telefónicas desde casa o desde las cabinas, siempre cercanas y en las que incluso debíamos hacer cola, o aquellas veladas en las que las conversaciones, las miradas a los ojos y la atención sobre los presentes eran las protagonistas, a día de hoy se han sumado nuevas formas de interacción, a partir de la gran red y de los nuevos programas de redes sociales (software) como son twitter, Facebook, instagram o whatsapp.
La conexión permanente ofrece muchas ventajas, pero…, ¿cuáles son realmente?: invito a que cada uno indague honestamente y encuentre las suyas propias, ya que no todos usamos internet del mismo modo ni con los mismos criterios y objetivos. No obstante, esa conexión, además de beneficios, puede acarrear inconvenientes que, paradójicamente pueden dificultar la comunicación interpersonal, hecho éste para el que, se supone, han sido concebidas.



Explicado de otro modo: ¿Quién de nosotros no se ha sentido desplazado en algún momento, cuando contertulios, comensales o compañeros de cualquier contexto o actividad, han desviado su atención hacia la pantalla de su móvil?, o ¿en cuántas ocasiones un encuentro íntimo con familiares o amigos se ha visto sometido por unas inexplicables urgencias de inmortalizar esos momentos en inacabables sesiones de fotos o vídeos, capturadas con los teléfonos inteligentes (smartphones)?
¿Alguna vez, querido/a lector/a, ha podido usted sentir incomodidad en un escenario social, debido a la irrupción impertinente de los teléfonos móviles?, incluso ¿usted mismo/a ha cedido su atención a su terminal en detrimento de sus acompañantes?
No se extrañe si ha respondido afirmativamente a esto último. Entra dentro de lo normal.
Para muchos (no a todos) de quienes han crecido sin estas novísimas tecnologías, puede resultarles complicado usar y entender estas formas de comunicación, y es probable que no las consideren naturales. No ocurre lo mismo para los nacidos en las dos últimas décadas, para quienes relaciones personales y plataformas virtuales, pueden ser algo consustancial, lo que nos ofrece dos bandos divergentes en un mismo escenario.
En definitiva y atendiendo a todo lo dicho en el párrafo anterior,  podríamos estar asistiendo a  la aparición de una barrera intergeneracional, apoyada en el conocimiento-desconocimiento y dominio-incompetencia de las nuevas tecnologías.

Traslademos esta hipótesis a un ámbito en el que las relaciones y la comunicación entre sus miembros es fundamental para el aprendizaje y la preparación para la vida: la familia.
Por un lado, existe una gran cantidad de padres y madres que desconocen el mundo tecnológico ya sea por falta de tiempo, por desinterés o incluso porque se auto descarten de la posibilidad de entenderlo y/o de adquirir conocimientos sobre el mismo. De otro lado, existen evidencias que hacen de ese mundo, algo más complejo, invasivo y oposicionista hacia los propósitos educativos, de lo que aquellos profanos pudieran sospechar.
La capacidad que estas tecnologías manifiestan para absorber la atención de sus usuarios, los contenidos a los que dan acceso, muchos de ellos inapropiados y de dudosa intencionalidad o por ejemplo, nuevos tipos de acoso como el cyberbullying o el grooming, son realidades que crecen efervescentes a la par de la evolución de estas tecnologías. Y estas evidencias de riesgo están al alcance de todo aquel usuario del mundo virtual, incluidos los jóvenes y adolescentes, o sea: vuestros hijos.
Sin ánimo de demonizarlas ni de reducir la experiencia de estas nuevas tecnologías a sus riesgos inherentes, ni tampoco de estar movidos por el miedo, puede decirse que es de recibo que padres y madres aborden con responsabilidad estas cuestiones y que las traten como una realidad que está presente y que nos muestra, cada día en mayor medida, multitud de signos positivos y también potencialmente perniciosos.
La educación que los padres han de ofrecer a los hijos, debe facilitar y reforzar la comprensión de las realidades que concurren en las vidas de los jóvenes, para que entre otras cuestiones, las nuevas generaciones conozcan la magnitud y trascendencia de aquello que usan o hacen. Es evidente entonces, que no puede dársele la espalda al hecho de que software y hardware (programas y máquinas), van a participar  con especial presencia y protagonismo en el escenario en el que hijos e hijas de hoy, están conformando sus personalidades, conocimientos, valores, comportamientos, hábitos y estilos de relación de cara al futuro.

En opinión de quien les habla, no cabe otro camino para padres y madres que ponerse al día de esta realidad, si no quieren verse abocados a sentir la impotencia, cada vez más creciente, derivada del no saber, no conocer y no poder orientar a sus ‘hijos tecnológicos’ en cuestiones básicas para sus vidas.
Qué pueden hacer padres y madres ante tal realidad y qué papel les corresponde desempeñar de entre esta madeja de incertidumbres, serán los temas que se desarrollen en el siguiente artículo. Esperamos que estos contenidos cumplan con vuestras expectativas y os arrojen luz u os despierten las conciencias críticas.

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