miércoles, 21 de octubre de 2015

¿CASTIGO O APOYO CONDUCTUAL POSITIVO?

Conductas difíciles. ¿Apoyo conductual positivo?

rabietas


Los terapeutas de Centro Persem ofrecen los mejores tratamientos, diseñando los programas de intervención que mas se adaptan a las demandas y necesidades de los niños y ofreciendo herramientas útiles e innovadores para conseguir los mejores resultados. En un equipo multidisciplinar, la demanda de un profesional especialista en conducta es muy grande, frecuentemente buscada por parte de los padres, del colegio o de los demás profesionales que trabajan con el niño.
Éste profesional se basa en los principios que regulan nuestra conducta, tal cual ocurre con los principios que regulan nuestra atención, memoria o aprendizaje. Básicamente, nuestras conductas (estudiar, practicar deporte, gritar, jugar, pegar, etc.) pueden ser fortalecidas y aumentar en frecuencia en función de las consecuencias que las siguen (refuerzo) o bien pueden disminuir en frecuencia por el efecto de otro tipo de consecuencias (castigo).
Con respecto a niños y específicamente en relación a niños con autismo, mucho se discute sobre la ética en relación al uso de castigos. Por supuesto, un castigo se define por su efecto en la ocurrencia de la conducta (disminución) y no incluye solamente actividades o cosas que pensamos agresivas. El castigo también puede incluir el cese de actividades o juguetes que les gustan a los niños durante determinado tiempo, lo ya conocido por los padres: “se acabó la tele, sube a tu habitación”.  Aunque sea aplicado de manera blanda, el castigo apenas tiene el poder de suprimir una determinada conducta inapropiada (o sea, es efectivo y por eso tan tentador). A pesar de ello, este método de modificación de la conducta no fortalece o hace que surja ninguna otra conducta apropiada, al contrario de lo que desearíamos. Además, el castigo tiende a producir emociones desagradables tanto en quien lo recibe como en quien lo aplica. Por ultimo, el efecto del castigo se restringe a las ocasiones en que está presente la figura del castigador y su efecto de suprimir la conducta inapropiada en general no es duradero  cuando se cesa la aplicación del castigo.
Por todo ello, la ciencia que estudia la conducta humana nos ha regalado un abordaje humano y que corresponde a lo que nosotros, padres, profesores y terapeutas, queremos ser con nuestros niños y que nos permite ocasionar en ellos emociones positivas. Este abordaje es el Apoyo Conductual Positivo (Positive Behavioral Support) que propone trabajar para disminuir y eliminar las conductas difíciles e inapropiadas haciendo uso del refuerzo y no del castigo, o sea, fortaleciendo conductas apropiadas a medio plazo en vez de apoyarse en el uso del castigo para cesar conductas difíciles.
Este modelo supone un trabajo de medio plazo pues antes de planificar un programa de modificación de conducta en un abordaje positivo, el especialista necesita evaluar la función de la conducta inapropiada para pensar en otras conductas sustitutivas que pueden ser fortalecidas o creadas. Por ejemplo, la conducta de pegar a alguien o pegarse a uno mismo puede servir de auto estimulación, como para llamar la atención o incluso para cesar una actividad que a uno no le gusta.
Si la análisis funcional de la conducta nos revela, por ejemplo, que a un niño que se muerde el labio esta conducta le sirve de medio de auto estimulación, fortaleceremos otras conductas más apropiadas que tengan la misma función de estimularle la zona bucal, como morder un mordedor o que reciba estimulación con un masajeador. Incluso los adultos se sirven de formas adecuadas de auto estimulación cuando están ansiosos o aburridos, como mascar chicles, balancear los pies, enrollarse el pelo.
Volviendo al caso del niño que se mordía, si el análisis funcional fuera correcto y si el programa de modificación de conducta hubiese podido establecer conductas más apropiadas con la misma función de auto estimulación, ya no veríamos al niño morderse. Es más, si solamente le castigáramos cuando este niño se mordiera, otra conducta no apropiada con la misma función de auto estimulación bucal (por ejemplo hacer ruidos con la boca, garganta o jugar con la saliva) podrían surgir para suplir la función de auto estimulación del niño.
Además de las fases del análisis funcional de la conducta para evaluar y comprender mejor la conducta difícil que presenta el niño como la fase de desarrollo de un programa de modificación de conducta, se hace necesaria la coordinación entre los  diferentes contextos que frecuenta el niño (familia, colegio, centro especializado), así como la adherencia al tratamiento y consistencia de las personas que conviven con él en todos los contextos. O sea, las consecuencias para las conductas que se quiere eliminar y aquellas que se quieren fortalecer tienen que tener la misma función (reforzamiento o castigo) sea con quién y donde sea.
Esencialmente, el especialista en conducta efectúa cambios en la manera en la que las personas interactúan y reaccionan al niño (antes y después de que este se comporte de alguna manera). En un último ejemplo, si la conducta de pegar a otros niños en el colegio ha sido analizada y tiene la función (fracasada) de intentar interactuar y jugar con los demás niños, nos plantearemos enseñar y fortalecer a través del reforzamiento estrategias adecuadas para que el niño pueda iniciar interacciones con sus iguales. Si solamente castigamos la conducta inadecuada del niño, su necesidad de interactuar con sus iguales continuará no atendida y la conducta inapropiada podrá volver a ocurrir. Por otro lado, el trabajo preventivo y positivo que le brinda al niño la oportunidad de aprender a portarse adecuadamente resultará, aunque más lenta, mas definitiva, ética y placentera tanto para el niño cuanto para los padres/profesionales.
Es importante que sepamos detectar en nuestros hijos si existen detalles que podrían indicar signos de trastornos y acudir a los profesionales de referencia para poder ofrecer las mejores tratamientos, por esta razón en Centro Persem contamos  los profesionales especializados y formados en tratamientos innovadores y efectivos para ofrecer los mejores métodos de intervención.

Óliver Pérez
Director y Pedagogo de Centro Persem
* Ahora también en Santa Pola (Sinergia espacio de salud integral)
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miércoles, 7 de octubre de 2015

CÓMO MEJORAR LA AUTOESTIMA EN 15 PASOS

AUTOESTIMA

Si hay un factor que suele ser común en varias problemáticas de índole psicológico, es no saber cómo mejorar la autoestima, la falta de autoestima o la autoestima baja.
La autoestima es el aprecio que tenemos hacia nosotros mismos, nuestro amor propio. Es un conjunto de pensamientos, sentimientos y evaluaciones hacia lo que somos por dentro y por fuera, es decir, en lo que respecta a nuestro carácter y forma de ser y nuestro físico. No es algo que depende del estado del ánimo, sino todo lo contrario, puede ser determinante para el mismo. La autoestima subyace por debajo de nuestro consciente e influye en nuestra forma de ver, sentir y actuar frente al mundo.
Es, como así decirlo, el resultado de los pensamientos y experiencias que hemos ido acumulando e interiorizando a lo largo de nuestra vida, expuestos en el presente en forma de seguridad o inseguridad, autoamor o autodesprecio, valentía o miedos, autocompasión o autoexigencia, etc.


Cómo Mejorar la Autoestima

El otro día viendo un vídeo realizado por la marca de cosmética y cuidado personal Dove, hizo que sintiera una gran conexión con lo que ocurre en la realidad: somos nuestros mayores críticos. La empresa quería demostrar lo exigentes que pueden llegar a ser las mujeres consigo mismas, sobre todo en lo que respecta al físico.
En el vídeo se nos muestra un emotivo experimento social que fue bautizado como “Mis pensamientos”. Se les pidió a una serie de mujeres que apuntaran en una lista todos aquellos pensamientos negativos que se autoconferían durante el día. Más tarde, simulando realizar otra entrevista en una cafetería, dos actrices reproducían ese diálogo pérfido “mente-yo misma” entre ellas, justo al lado de las participantes del experimento.
Las chicas “muestra” quedaban horrorizadas al escuchar esas crueles y duras palabras que se suponía que una amiga profería a la otra amiga. Mientras avanzaba la escena, las chicas se daban cuenta de que ese diálogo, si se le puede denominar como tal, es el que había surgido de sus pensamientos, hasta el punto de reconocer el origen de esas frases: ellas mismas.
Algunas candidatas incluso le pidieron a la actriz “cruel” que parara de decirle esas terribles cosas a su amiga. Cuando las chicas oían aquello, que ellas mismas se decían, desde fuera se daban cuenta de lo maltratadoras que estaban siendo con ellas mismas, de lo horriblemente que se estaban tratando, dañándose maliciosamente y autodestruyéndose.
Y es que esto no es más lejos de la realidad: aunque haya personas a nuestro alrededor que nos grite lo maravillosos que somos, siempre tendremos a ese personajillo malvado dentro de nuestras cabezas intentando convencernos de lo contrario. Dove Francia, asegura tras la encuesta de la campaña #OneBeautifulThought, que “sólo el 8% de las mujeres francesas se sentían seguras de su belleza y sólo el 3% se sentían realmente hermosas”.
Con todo esto, Dove pretendía lanzar y concienciar con el siguiente mensaje: “si no es aceptable decírselo a otras personas, ¿por qué nos lo decimos a nosotras mismas?”.
En eso consiste la autoestima baja: en destruirnos, criticarnos, maltratarnos e impedirnos alcanzar la felicidad que tanto nos pertenece por derecho de ser personas. Por eso es importante saber cómo mejorar la autoestima.

¿Por dónde empezar?

Combatir una autoestima baja no es trabajo fácil, pues como bien he comentado al principio de este artículo, es algo que vamos forjando a lo largo de nuestra vida, es un cúmulo de pensamientos negativos que nos corrompen y han corrompido durante años. Llega un punto en el cual el tratarse mal acaba siendo el día a día, una costumbre, y dejamos de buscar estar bien o felices porque se convierte en algo desconocido, incluso tememos buscarlo. Es aquí cuando el tan famoso dicho: “mejor malo conocido que bueno por conocer”, cobra fuerza.
Trabajar la autoestima comienza con ser determinante con la idea de mejorar y estar bien. No es un camino simple, sino todo lo contrario. Lo realmente fácil es seguir viviendo compadeciéndose y victimizándose porque las cosas no nos han ido como habíamos previsto o soñado: “he tenido mala suerte”, “soy un desastre”, “esta vida no es la mía, pero ¡¿qué le voy a hacer?!”,…
Hay una frase que me llamó mucho la atención hace poco: “Cuidado con la tristeza. Es un vicio” de Gustave Flaubert y es que es lo que realmente ocurre. Lo costoso es intentar desmantelar esa red tóxica en la que se ha convertido nuestra mente, con hilos en forma de pensamientos negativos irracionales y que está influyendo en nuestra forma de ver la vida.
Aunque no siempre es tan difícil llegar al cambio. Algunas veces surgen “insights” reveladores espontáneos que ayudan a ver las cosas de repente de otra forma. En psicología, utilizamos la palabra “insight” cuando una persona alcanza de forma inesperada una verdad, es decir, que entiende y da sentido a una situación de forma esporádica.
Esto puede deberse a un estímulo que lo desencadene previamente y que hace que la persona comprenda y vea sentido a las cosas que antes no lo tenían, además que surja dentro de ella una fuerza que creía no poseer y le ayude a superar los problemas. Pocas veces llegaremos a alcanzar un insight sin trabajo previo, pero se pueden dar y ello facilitaría el proceso a mejorar la autoestima.
Por otro lado, otro rasgo propio de las personas con baja autoestima, es centrarse mucho en los demás para llenar esa falta de amor hacia sí y se olvidan o se dejan un poco de lado a ellos mismos. 
¿Entonces cómo mejorar la autoestima? ¿Qué podemos hacer para trabajar en ello?

15 pasos para trabajar la autoestima

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A continuación te doy 15 pasos para empezar a mejorar tu autoestima. 15 consejos que deberían ser tus mandamientos para alcanzar la felicidad:

1.     Vístete como te gusta

¿Qué me dices de ese vestidito que tan bien te sienta o de ese estilo tan propio y que tanto te caracteriza?
La vestimenta es una forma de exteriorizar lo que somos por dentro. Si te apetece ponerte algo, date el gusto y ¡póntelo!
¿Qué más da si hoy no es un día especial, sino como otro cualquiera, si no vas a ir a ningún compromiso o no tienes una cita?, ¡vístete para ti!  Es posible que tengas vergüenza por si te preguntan el motivo de ese “cambio”. Pero ¡¿qué más da?! Diles que te apetecía arreglarte y ponerte guapo/a, no tienes que dar explicaciones.
Puede parecer una tontería, pero una prenda de vestir, un accesorio o un poco de maquillaje puede hacer que te sientas más seguro/a. Sentirse bien con uno mismo y estar seguro te hará mostrarte al mundo y te permitirá ser tú. Quitarse miedos siempre te ayudará a sentirte bien y permitirá a otros conocerte.
Además, siempre es posible que hasta te piropeen y ¡¿qué hay mejor para el autoestima que un halago?!
Pruébalo.

2.     Come bien

Siempre es saludable llevar una buena alimentación. Sentirse sano por dentro ayuda mucho a sentirse bien por fuera y también eso nos afecta cognitivamente.
Una dieta rica en todos los alimentos hace que no nos falten nutrientes ni vitaminas y eso nos llena de energía y vitalidad. Pero, ¿sabías que existen alimentos que pueden contribuir a nuestra felicidad? Seguro que te viene ahora mismo a la cabeza el chocolate, ¡y no te equivocas! El chocolate puro es uno de esos alimentos que contribuye a nuestro bienestar. Lo que sí que no esperarías es que te  dijera que la tan “odiosa” acelga, los mejillones, el yogur y un largo etcétera también lo son. El psiquiatra Drew Ramsey ha creado una dieta que está revolucionando Estados Unidos: “The Happiness Diet” (“La dieta de la felicidad”). 
De este mismo modo, llevar una dieta sana también nos ayuda a vernos mejor físicamente, que es uno de los principales problemas que propician una autoestima baja.

 3.     Date un capricho

Aunque es bueno ser estrictos con uno mismo en temas de alimentación o economía, no está mal concedernos un pequeño capricho de vez en cuando.
Que te han gustado esos zapatos, te mueres por jugar a ese juego de PS4 o te encantaría ir a ese concierto, ¡date el capricho! Si te concedes un premio, tu estado anímico será mejor y te sentirás más feliz.
Regalarse algo al mes o cada dos meses es algo fundamental. No tiene por qué ser algo caro, un detallito sobra. ¿No le comprarías a tu mejor amigo/a o a tu madre esa tontería que le hace sonreír? Haz lo mismo contigo. ¡Tú eres la persona más importante de tu vida!
Otra forma de premiarse es comer una vez a la semana algo que te guste de verdad. Normalmente serán productos con mucha azúcar o comida rápida, por eso no hay que abusar de ellos, pero concederse una comida o un alimento “prohibido” a la semana es bueno para tu estado de ánimo.
Tener estos gestos con nosotros nos sirven para reconciliarnos con nuestra persona y quitarnos presión, hacer que nos queramos un poquito más.

4.     Duerme bien

¿Qué dicen las modelos y los famosos habitualmente? “Mi secreto es dormir 8 horas y beber 2 litros de agua al día”. Aunque sepamos que no es ese realmente el secreto, sino que cuentan con un poquito más de ayuda, dormir de 6 a 8 horas al día es fundamental (aunque varía según la persona, su edad, sus necesidades, etc).
Durante el sueño, nuestro cuerpo descansa y nuestra mente se relaja y repasa todo lo vivido durante el día.
Además, sin un buen descanso, nos estresamos y ponemos más nerviosos antes, cosa que nos hace sentir mal y/o nos hace comer más. Todo esto puede somatizarse y acabar hinchado nuestro cuerpo o que nos salgan sarpullidos, granitos o incluso fiebres o herpes al bajar las defensas. Esto no te va a ayudar a sentirte mejor contigo.
¿Sabías que uno de los factores que contribuyen a la depresión es no dormir las suficientes horas?

5.     Haz deporte

Del mismo modo que llevar una dieta equilibrada y dormir 8 horas, tener una vida activa ayuda a mantener la línea.
También el deporte hace liberar endorfinas (hormonas del amor/placer) y la adrenalina que nos hacen sentirnos mejor, lo que reduce la ansiedad y el estado de ánimo negativo.
Además, practicando deportes o yendo al gimnasio puedes conocer a otras personas y crear amistades. Tener un círculo de amigos con el que compartir aficiones hace que nos sintamos más integrados en comunidad y, por lo tanto, nos encontraremos mejor.

 6.     Haz actividades de ocio

Ver tu serie favorita, pintar, escribir novelas, fotografía, ir al cine, jugar al fútbol,…
Haz una lista de hobbies o cosas que te gustaría hacer a la semana y luego introdúcelas en tu horario habitual.
Dedicarse tiempo, ya sea para mejorar la autoestima o simplemente para llevar una vida sana, es importante.
Tener unas responsabilidades que cumplir puede hacer que acabemos agobiados y estresados y requerimos de un momento de desahogo o de desconexión. Al igual que con los caprichos, el dedicarse tiempo para llevar a cabo una afición que nos llena nos ayudará a aliviar el estrés y a sentirnos más tranquilos.

7.     Cultiva tu mente

Aprender cosas nuevas o mantenerte al día en cuanto lo que pasa en la sociedad también te hace sentir más inteligente y en conexión a los demás.
Sentirnos más intelectuales hará que nos mostremos más seguros a la hora de desenvolvernos socialmente y eso potenciará nuestra autoestima.
Además, ¿sabías que mantener nuestro cerebro ocupado hace que se retrase el envejecimiento del mismo y se mantengan las capacidades durante más tiempo? La naturaleza es muy sabia y si algo dejas de usarlo, el cerebro entiende que ya no te sirve de ayuda y lo elimina para dejar más espacio para otras cosas. De bebés, todos tenemos la capacidad de aprender y adaptarnos a cualquier idioma, no es como en la etapa más adulta que nos cuesta más. Si no se aprovecha, se va perdiendo mientras se va creciendo.

 8.     Haz algo bueno por alguien

Una acción altruista de vez en cuando, que no vivir por y para los demás, no confundamos, nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos y a elevar nuestra autoestima.
Muchos tachan el “hacer algo por alguien para sentirnos mejor” como un acto egoísta y eso no es cierto. Realizar cosas por los demás nos hace sentir bien porque el instinto de supervivencia ha hecho que así sea. ¿Qué tiene que ver la supervivencia con hacer algo por los demás? Fácil: si hago cosas por los demás les hago sentir bien, por lo que me aceptan socialmente y me siento seguro dentro de mi grupo, lo que incrementa mi bienestar y, por lo tanto, mi autoestima. El instinto “se ha dado cuenta” de que un ser humano en solitario no tiene las mismas probabilidades de supervivencia que uno que vive rodeado de otros seres humanos en comunidad.
Dejemos de pensar que hacer cosas por los demás para sentirnos bien es algo mezquino y empecemos a pensar que es una forma de hacer que todos ganen: mi entorno está feliz y yo me siento bien al ayudarles.

 9.     Rodéate de gente buena

Supongo que habrás oído eso de que no es bueno juntarse con “gente tóxica” y es cierto. En esta vida no es bueno tener gente que te hunda y menos con lo corta que es.
Seguramente estarás pensando en esa persona que tienes cerca, que aunque sabes que no es buena para ti no quieres apartar de tu lado, pero llegará el día que tú mismo/a te darás cuenta que debes tomar una distancia. No digo que debas alejarte y olvidarte de esa persona, eso es muy fácil de decir, pero sí que emocionalmente lo hagas poco a poco. Te sentirás mejor a la larga.
Fíjate en tu entorno, habrán personas que se preocupan por ti y quieran lo mejor para tu vida. Aférrate a ellas y déjate querer, al mismo tiempo que tú cuidas de ellas. Notarás el cambio.

 10.  Perdónate. No te machaques

Es un rasgo común, si no el más importante, dentro de la baja autoestima: el autodestruirse.
Creo que prácticamente todas las personas con baja autoestima piensan que no merecen ser felices porque no se lo han ganado. No les entra en la cabeza que la felicidad no es algo que deba ser merecido.
Hazte un gran favor: deja de pensar que algo hiciste mal y que no eres merecedor/a de la felicidad. Perdónate por haberte tratado tan mal, por haberte dañado y comienza a alejar esas duras palabras y esos mezquinos pensamientos de tu mente.
Todo el mundo puede ser feliz si se lo plantea. La felicidad no es una aptitud, sino una actitud.

11.  No te compares

Normalmente para reafirmar que somos inferiores, nos comparamos con personas que tienen todo aquello que nos gustaría tener: ser guapo/a, inteligente, tener éxito,… Nunca nos compararemos con alguien que consideramos menos que nosotros.
Deja de fijarte en todas esas cosas que tú no tienes, pero sí esas personas con las que te comparas. Todos y cada uno de los seres humanos somos diferentes y únicos. Sí que es cierto que para algunos alcanzar las cosas les ha podido ser más fácil (puede que parezca que es así y luego no sea la realidad), pero piensa que esa persona ha tenido más “suerte”. Del mismo modo que te aseguro que esas personas con las que te comparas seguramente también se compararán con otras.
Dedicarte a vivir pensando en lo que no tienes hace que no aprecies lo que sí posees, de este modo no puedes apreciarlo y vivirlo. Eso sólo te va a hacer sentir culpable, un/a desgraciado/a, una víctima del destino o de la vida, y no te va a beneficiar hacerlo.
Se dice que para ser feliz, hay que ser agradecido con lo que tenemos.
¿Recuerdas el eslogan de esa campaña de Ikea? “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

12.  Establécete objetivos reales

Del mismo modo que compararse hace que tengamos la sensación de inferioridad, establecer objetivos muy por encima de nuestras capacidades también puede provocárnoslo.
Siempre es bueno intentar superarse y llegar a ser mejores, pero ello deja de ser algo productivo cuando fijamos metas que sabemos que no vamos a poder alcanzar. Esta es una forma de autoboicotearnos.
¿Te suena el término “indefensión aprendida”? La indefensión aprendida se da cuando nos excusamos para no poder alcanzar los objetivos (que podrían llegar a ser alcanzados) con argumentos de inferioridad: “no puedo hacer esto porque soy tonto”, “no puedo presentarme a ese trabajo porque seguro que no cumplo el perfil”,… Al final acabamos interiorizando tanto que no somos tan buenos que, para reafirmárnoslo,  actuamos pasivamente ante todas las situaciones en las que no percibimos control por miedo a las consecuencias.
Del mismo modo que nos ponemos zancadillas para que se dé una “profecía autocumplida” o “efecto pigmalion”. Se daría cuando una persona predice que algo ocurrirá de una forma subjetiva y luego, consciente o inconscientemente se esfuerza para que ocurra de ese modo y así demostrar que llevaba razón. Un ejemplo sería escoger a un niño al azar en una clase (con igual rendimiento que sus compañeros) y decirle a su profesor que ese niño es superdotado. Al final del curso, ese niño tendrá mejores resultados que sus compañeros porque su profesor hará todo lo posible para que se logre esa profecía sin saber la realidad.

 13.  Mímate

Cuídate un poquito más. Si ves que necesitas un respiro, dátelo.
Un masaje, un bañito de espuma, apagar el móvil, pasar un tiempo tranquilo/a solo/a,… Lo que necesites.
Todos deberíamos tener este momento para nosotros todos los días. No hace falta mucho, con media hora sobra. Concédete esa media hora diaria. Lo notarás.

14.  Acepta que no eres perfecto/a y permítete cometer errores

Todos somos imperfectos. No existe la perfección. Hasta la persona que creas más perfecta, no lo es.
Somos humanos y por ello es imposible que seamos perfectos. Suelo utilizar la expresión: “todos somos humanamente imperfectos”. Los seres humanos carecemos de perfección: nos ponemos enfermos, fallecemos, nacemos en “blanco” y tenemos que ir aprendiendo durante nuestra vida,…
Asume que probablemente llegará el momento en el que te equivocarás, pero no te lo eches en cara. Nadie nacemos enseñados, no podemos prever cómo van a actuar los demás, no controlamos el 100% de los elementos de cada situación, por lo que alguna vez las cosas no saldrán como queremos.
Una vez aceptes que cabe la posibilidad de error y que es algo normal, te quitarás presión y podrás al fin respirar y vivir.
Piensa que no controlar las cosas puede dar miedo, pero también es algo excitante no saber qué ocurrirá, es como una aventura. Empápate de cada uno de tus pasos y experiencias, pues siempre te van a ayudar a crecer y desarrollarte como persona.

15.  Confía, en cree en ti y sé fiel a ti mismo/a

Ante todo, éste es el paso más importante. Sé tú mismo/a siempre, sigue tus principios, no seas lo que los demás esperan de ti, sino lo que realmente sientes y quieres ser.
Piensa que una persona que se enmascare como una persona que no es, nunca podrá ser feliz porque vive una mentira. Al principio puede funcionar, pero llegará el momento en el que sea imposible vivir en armonía con una vida falsa.
Puedes alcanzar siempre lo que te propongas en la medida que te esfuerces en conseguirlo.
Te dejo una última frase para que pienses en ello: “No es tu aptitud, sino tu actitud lo que determina tu altitud”.
Te animo a que empieces a caminar por este sendero hacia el bienestar y la felicidad. Eres capaz, lo sé.

María Cartagena
Psicología en Positivo
http://www.psicologiaenpositivovalencia.com/como-mejorar-la-autoestima/
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lunes, 5 de octubre de 2015

"MAMÁ: NO PUEDO PARAR LOS PENSAMIENTOS QUE ME LLEGAN A LA CABEZA"

“Mamá: no puedo parar los pensamientos que me llegan a la cabeza”. -


sobreestimulacion

Una amiga me comentó hace unos días que su hija, de apenas cinco años de edad, le había sorprendido con este comentario mientras la llevaba a un cumpleaños. Sentada en su sillita, en los asientos traseros del coche, la pequeña se mostraba agobiada y desconcertada. No es la primera madre que me comenta algo parecido, pero en este caso resulta especialmente significativo el hecho de que la niña considerara que los pensamientos le llegaban de fuera..
No se trata del argumento de una película de ficción, al estilo de La invasión de los ultracuerpos, ni tampoco es consecuencia en este caso de alguna enfermedad mental, o una situación puntual y pasajera. Tras descartar todo lo descartable con el psicólogo, la conclusión no se hizo esperar: se trata sin duda de otra niña más alcanzada por lo que denominamos sobreestimulación. Hace unos años leí un libro sobre el consumo de drogas de síntesis entre los adolescentes, en el que se hacía referencia exactamente a esta situación. Sin lugar a dudas nos encontramos ante la generación más sobreestimulada de toda la historia de la Humanidad. Hasta hace apenas 50 años los estímulos que recibíamos del exterior eran muy limitados y moderados en relación a los que recibimos hoy en día. Se trataba fundamentalmente de estímulos procedentes de nuestro entorno inmediato, familia, amigos, y las pocas horas a la semana que podíamos pasar viendo un canal de televisión en blanco y negro, o escuchando algún programa de radio.
Hoy, cualquier niño de diez años de nuestro entorno, ha recibido muchísima más información que cualquier otro homo sapiens de los que han pasado por aquí en los últimos 40.000 años. Ha visto imágenes de tiranosaurios corriendo por un bosque, cuando hasta hace un siglo ni tan siquiera sabíamos de su existencia. Imágenes de peces abisales, animales e insectos de cualquier punto de la tierra, vídeos grabados en la superficie de Marte por un robot, secuencias reales sobre el corazón bombeando sangre o linfocitos haciendo su trabajo en nuestro sistema inmunológico. Cosas con las que ningún sabio de la antigüedad se atrevió a soñar, y un volumen de información muy difícil de manejar. Estímulos dirigidos a todos sus sentidos: sintetizadores, sonidos y ritmos nunca antes escuchados, alimentos procedentes de los cinco continentes, chicles que los primeros minutos saben a maracuyá y después a frutos silvestres del bosque australiano… ¿Se han parado a contar los tipos de cereales que hay en las estanterías de los supermercados? ¿Y los yogures?
Pero estos niños no reciben sólo los estímulos de su entorno habitual, sino que en muchas ocasiones nos empeñamos en “enriquecerlo” y llenar absolutamente todo su tiempo con más actividades. Un tiempo libre absolutamente copado, que se combina con histriónicas series de dibujos animados, estridentes partidas de videojuegos en 3D y todo tipo de aplicaciones para llenar sus móviles, tabletas y cabezas.
Hace ya unos años que distintos expertos, como los del grupo de investigación sobre Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR), advirtieron sobre cómo la estimulación temprana podía influir en el proceso de aprendizaje. La psicobióloga Milagros Gallo, señalaba que: “El entrenamiento en tareas demasiado complejas, antes de que el sistema esté preparado para llevarlas a cabo, puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida”.
El problema de la sobreestimulación es que, al igual que hacen las drogas de síntesis, provoca lo que denominamos “tolerancia”. Es decir, el organismo se acostumbra a recibir con regularidad su dosis de estímulos, hasta que llega un momento en el que tal dosis no le satisface. ¿Qué hace entonces? Pues muy sencillo: buscar una dosis mayor. Los niños que viven este efecto se hacen cada vez menos sensibles a los estímulos del entorno, y necesitan cada vez más. Se vuelven hiperactivos, o se muestran desmotivados mientras su imaginación y creatividad se van mermando. Les cuesta centrarse mucho tiempo en una misma actividad, y sienten que sus pensamientos se atropellan los unos a los otros.
NECESITAMOS EL ABURRIMIENTO
Puede parecer algo paradójico, pero necesitamos más que nunca que los niños y niñas tengan tiempo para aburrirse. Necesitamos que tengan tiempo todos los días para llevar a cabo actividades que no estén previamente estructuradas, organizadas y controladas por normas rígidas y preestablecidas. Es preciso que tengan la oportunidad de crear sus propias estructuras, normas y parámetros. Creo que los adultos que no son capaces de innovar, de adaptarse, cambiar o evolucionar y aportar algo a la vida de quienes les rodean, son con frecuencia niños privados de la posibilidad de crear y experimentar. Es necesario tener la posibilidad de explorar, y también la posibilidad de equivocarse.
Definiría el aburrimiento como la ausencia de motivación que incite a la acción física o mental. Así pues, si un niño se aburre y desea actuar tendrá que terminar encontrando o creando sus propias motivaciones. Tendrá en definitiva que automotivarse. Y no les quepa duda de que lo hará. Un niño o una niña en un parque, con un palito, arena y un par de piedras creará todo un mundo. Sentado frente a una mesa y con una caja llena de pinzas de tender la ropa, organizará una carrera de coches, desarrollará una batalla o realizará algún tipo de construcción. Una hoja en blanco, un lápiz y varios rotuladores darán lugar a todo tipo de creaciones…
Los niños y niñas de hoy, más que nunca, necesitan disponer de tiempo no estructurado y dirigido por sus mayores. La sobreestimulación, la constante motivación externa y el encadenamiento continuo de tareas y actividades programadas les saturan, agobian y ahogan su necesidad de crear.
Resumiría mis principales recomendaciones en el siguiente decálogo:
  1. Procure que sus hijos/as dispongan con frecuencia de tiempo no estructurado. ¡Verdadero tiempo libre!
  2. Reduzca las actividades extraescolares al mínimo que considere necesario. Priorice y tenga muy en cuenta aquellas que son iniciativa de ellos mismos.
  3. No se adelante a sus demandas, no queme etapas demasiado pronto. Necesitan detenerse y paladear cada edad y cada etapa. Respete su ritmo de maduración.
  4. Interactúe y juegue con ellos si se lo piden, pero no organice ni desarrolle las normas.
  5. Controle el acceso a internet y las nuevas tecnologías. No deben convertirse en prioritarias ni conformar su principal forma de ocio. Establezca horarios.
  6. Distancie el uso de ordenadores, tablets o teléfonos móviles de la hora de irse a la cama. El sueño es fundamental, y el cerebro necesita un tiempo para volver a la normalidad tras los estímulos recibidos durante el empleo de estos aparatos.
  7. Supervise las series de dibujos animados que ven. Compruebe si es usted capaz de ver un capítulo y en qué estado se encuentra después. Algunas generan un estado de ansiedad muy apreciable.
  8. Sus hijos necesitan contacto con la naturaleza. El ritmo que ésta establece actúa como un verdadero bálsamo. Necesitan tocar, oler, sentir y experimentar en espacios abiertos y naturales.
  9. Controle los ruidos innecesarios. Si alguien quiere ver la tele en casa, escuchar música o discutir, los demás no tienen que compartirlo necesariamente.
  10. Preste toda la atención posible a sus comentarios, preguntas y observaciones. Nada de lo que dicen es superficial, aunque en un principio podamos no entender lo que están intentando decirnos.
(Esto no quiere decir que la sobreestimulación sea la respuesta a todos los casos similares. Mi intención es sólo aportar recursos e ideas a los padres y madres que puedan sentirse identificados).

por • 24 febrero, 2015 
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jueves, 1 de octubre de 2015

EL RESPETO A LOS PADRES

El respeto a los padres

 

El lenguaje es la principal forma de comunicación y también el primer nivel donde se establecen las relaciones entre las personas. Dirigirse a una persona con pasotismo, desprecio, malas palabras o lenguaje agresivo demuestra falta de respeto, pero hacerlo a los padres implica además romper un clima adecuado que favorece las buenas relaciones.

Hablar sirve para establecer contacto, para dar o recibir información, expresar sentimientos, transmitir lo que pensamos y establecer vínculos adecuados. Una mala comunicación perjudica el establecimiento de los roles. Además, la demostración de respeto al hablar contribuye a sentar las bases de la relación para aquellos momentos en que hijos y padres discrepen. Por eso es importante que desde pequeños los niños aprendan a comunicarse de una forma adecuada.

Hoy en día, cuando se registra un alarmante incremento del maltrato físico y psicológico de hijos a sus padres, la falta de consideración verbal pasa desapercibida, pero es igual de importante.

Entre el autoritarismo y la excesiva distancia que existía en las generaciones anteriores hacia los padres, y la actual falta de consideración con la que muchos hijos tratan hoy a los adultos, hay una gran diferencia y como en todo, en el término medio está la virtud. No hay que buscar recuperar el trato de “usted” pero tampoco caer en el “colegueo” excesivo y mucho menos dejar que un hijo menosprecie con palabras o insulte a sus padres.

El Lenguaje es una manifestación más de la pérdida de modales de los jóvenes de hoy en día. Es habitual oír que los niños ya no tienen respeto a los mayores, que contestan mal a los padres y profesores, que ni siquiera les escuchan, que “pasan” de lo que les dicen, que responden con brusquedad y que en muchos casos contestan con gritos o agresividad.

Un niño puede hablar mal a sus padres, bien por retarles y probar donde están los límites, bien por imitar a un amigo o bien por un intento de poder. En el caso de niños más mayores a veces se busca dañar o hacer sentir inferior al otro, y demostrar su superioridad.


En ningún caso los padres pueden minimizar la importancia de las palabras y deben corregirlo desde la primera infancia. No hay que olvidar que los padres son los responsables de enseñar a sus hijos a hablar con respeto a los demás, buscando así el bien del propio niño que debe vivir en sociedad.

Los padres suelen enseñar a sus hijos a pedir las cosas por favor o dar las gracias, pero una buena comunicación va más allá de las fórmulas de cortesías.

Una primera salida de tono debe ser corregida para evitar una segunda. Ningún niño se levanta un día increpando a sus padres o contestando mal. Es un proceso que va aumentando en brusquedad. Primero puede parecer una chiquillada o una tontería que no vale la pena corregir. Luego se convierte en una costumbre que los padres aguantan con resignación y después ya puede ser tarde para cambiar el comportamiento que el niño ha interiorizado como normal.

Por ello es importante que los padres traten con respeto a los niños y exijan ser tratados de la misma manera. El respeto en la forma de hablar no tiene porque crear distancia en la relación, sino todo lo contrario, una familia que se comunica bien es mucho más fácil que mantenga abiertos los canales de comunicación y la relación entre todos sus miembros será más estrecha.

Y al igual que se enseña a los hijos a hablar de manera correcta a los padres, también se les debe enseñar a dirigirse educadamente a un vecino, a los amigos y a los profesores. Una de las formas más eficaces de enseñarles es con el ejemplo, ya que los padres son la referencia de los hijos, consciente o inconscientemente.

Si un padre trata con respeto a su hijo, él hará lo mismo. Pero también si ve que nosotros somos amables y educados con los vecinos, con compañeros y con amigos.

  • Educa desde pequeño a los niños a dirigirse con respeto a los mayores
  • Trata con educación a tus hijos y evita palabras hirientes
  • No permitas que un niño, aunque sea pequeño, tenga salidas de tono cuando hable con un adulto
  • Da ejemplo cuando hables con otras personas
  • No te rías cuando diga una mala palabra o conteste de malas formas, aunque haya tenido gracia
  • Enséñale que con las palabras se puede hacer daño a la gente

Mar Sánchez Marchori
Directora del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa-MSM
http://www.ivapec.com/el-respeto-a-los-padres/
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miércoles, 30 de septiembre de 2015

5 PASOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS

5 PASOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS

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En la sociedad actual la velocidad con la que vivimos y la exigencia en el trabajo así como las diferentes tareas y obligaciones de casa o familiares hacen muy difícil para los padres educar a los niños de forma sana y equilibrada emocionalmente.
Además, la inmersión de las tecnologías en nuestra vida diaria promueve la necesidad de un estímulo constante, incitando al consumo y dañando la comunicación entre padres e hijos. Todo nos lleva a estar inmersos en una rueda sin salida: a realizar más trabajo para satisfacer este consumo, y es entonces cuando la expresión de la afectividad se hace realmente muy difícil.
Me gustaría compartir una serie de pasos muy fáciles que constituyen un recordatorio para adentrarnos en el mundo de nuestras emociones y ver nuestra vida desde otro punto de vista, para también poder transmitir a nuestros hijos valores positivos y practicas enriquecedoras para su vida.
Paso 1: La liberación de nuestras cargas del pasado: Si no liberamos las cargas del pasado, nos aferraremos a lo que nos han transmitido como lo único válido, y lo pasaremos a su vez de generación en generación sin un aporte propio, porque realmente no hemos aprendido nada.
Paso 2: La observación sobre la forma en que actuamos: Es fundamental ejercitar la auto-observación (sin juicio) de las respuestas ante las situaciones de la vida, para tomar conciencia de nuestra “irrealidad”. La irrealidad se mide por la distancia que existe entre nuestro pensamiento (parte racional-adulto/a) y nuestro sentimiento (parte emocional-niño interior).
Paso 3: La aceptación de que los padres no siempre tenemos la razón: Es imprescindible abrirnos a aprender de nuestros hijos, desde la humildad, en lugar de defender nuestra posición para convencerlos de lo que deberían hacer.
Es importante estimular en casa la expresión individual. Todos los miembros de una familia pueden enriquecer un punto de vista o buscar juntos la solución de un problema. La actitud autoritaria de los padres nunca ha logrado más que el alejamiento del núcleo familiar.
Paso 4: La diferenciación entre lo verbal y lo emocional. A través de la ejercitación de los pasos 1, 2 y 3 conseguiremos aprender a conectar con los sentimientos de nuestros hijos en lugar de quedarnos con su respuesta verbal. O en otras palabras: ¿Qué me llega de mi hijo cuando me habla? Por ejemplo, cuando nos dice: “Ya no te quiero”, realmente podría ser una llamada atención para indicarnos que desea nuestra atención y tiempo.
Paso 5: La Reconexión con nuestro propio niño interior a través de nuestros hijos nos ayuda a conectar con sus emociones: Tenemos la gran oportunidad de conectar con nuestro propio niño/a interior a través de nuestros hijos. Ellos son la manifestación más próxima a nosotros sobre el niño que un día fuimos y que necesita que lo amemos continuamente, lo aceptemos y le demos el afecto y la comprensión que necesitábamos en nuestra niñez y que no recibimos o bien no cómo nosotros deseábamos. No podemos dar a los demás lo que no sabemos o no podemos darnos a nosotros mismos.
Vía Jaume Campos

Si deseas profundizar en estos 5 pasos, puedes pedir cita con nosotros para una descripción más detallada y ahondar con mayor profundidad en el tema.

 Óliver Pérez
CENTRO PERSEM - 687405981 / 667954403
SINERGIA ESPACIO DE SALUD INTEGRAL - 865687762 / 639126510
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miércoles, 9 de septiembre de 2015

PERSONAS TÓXICAS

Personas tóxicas:

Cuando hay que poner tierra de por medio

A veces nos sentimos cansados o deprimidos.
También sucede que ciertos síntomas físicos comienzan a surgir, como ansiedad,  dolores de cabeza o de estómago.
Hay algo en el ambiente y no sabemos que es. ¿O se trata de alguien? 
En la consulta privada me lo preguntan repetidamente: ¿cómo saber si estoy con una persona que no me conviene?
A continuación te comparto 9 señales que pueden ayudarte a identificar si estás en compañía de una persona tóxica… y aún no te das cuenta:


#1: Solo tienen tiempo para ti cuando a ellos les conviene.
Es importante que recuerdes esto: si le importas a alguien, siempre hará un espacio para ti. Nunca ruegues por atención. Si alguien solo aparece “para jalar agua a su molino”, no debería tener un espacio en tu agenda.
#2: Insisten en etiquetarte por los errores que cometiste.
Hay mucha gente que no entiende que, a pesar de haber pasado por muchas circunstancias y de haber cometido errores, es posible que hayas cambiado y los hayas superado. Te recuerdan una y otra vez el pasado y van a tratar de invitarte a instalarte ahí nuevamente.
#3: Te sientes atrapado.
Si una persona cierra puertas y ventanas en un intento de hacer que el otro se quede, entonces algo se ha perdido en el camino.  Es hora de tirar la puerta de una vez o se te hará una costumbre vivir limitado física y emocionalmente.
#4: Desacreditan tus sueños, metas y habilidades. 
Lo que eres capaz de lograr, dependerá de las decisiones que tomes y de donde elijas poner tu energía y tu tiempo. No permitas que otros decidan por ti o determinen hasta donde puedes llegar. ¡El cielo es el limite!
#5: Te han mentido mas de una vez.
Mentir es una falta de respeto para ti y para la relación. El que miente solo está pensando en si mismo. Seguir en una relación así, solo indica que te hace falta amor propio y valorarte adecuadamente.
#6: Su negatividad comienza a afectarte.
Las personas tóxicas van regando su amargura por ahí y a quien se deje. Lo que hacen o dicen generalmente tiene que ver con sus demonios internos... y nunca contigo. Es cierto que uno no tiene control sobre lo que hagan o digan los demás, pero si puedes alejarte y con esto demostrar respeto por ti mismo.
#7:  Sienten envidia de lo que eres y lo que tienes. 
Y casi siempre están dispuestos a quitártelo. El exceso de envidia solo habla de personas que no se gustan nada a sí mismas. A veces, el hecho de que logres cosas importantes, les recuerda a ellos cosas que no han logrado hacer. Sal de ahí antes de que te contagien.
#8: Te empujan a ser juicioso y rencoroso. 
Ningún ser humano es mejor que otro. Establecer que alguien es "bueno" o "malo" es un completo error. No pierdas la oportunidad de conocer a alguien por lo que muestra en su exterior y aléjate de personas que juzgan a los demás por su apariencia. 
#9: Quieren que seas otra persona. 
Si estás pasando tiempo con alguien que desea que seas "menos esto o más aquello" piénsalo dos veces. Dedicar tu tiempo a ser alguien que no eres, por complacer a alguien más, puede ser muy desgastante. 

Ahora es momento de actuar. Tu tiempo y energía son elementos valiosos y hay que saber en que y en quien gastarlos.
No importa lo que has venido haciendo hasta hoy día: Tu punto de poder siempre estará en el momento presente. Comienza hoy.
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martes, 1 de septiembre de 2015

EMPIEZA UN NUEVO CURSO: TÉCNICAS DE ESTUDIO

Técnicas de estudio: ¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de estudiar?

8446_shhhhh-quiet-everyone-study-wallpaperEl rendimiento académico depende de los conocimientos previos de los que se disponga, las aptitudes intelectuales del estudiante, su motivación, las técnicas y hábitos de estudio.  Aún así, existen numerosos factores a tener en cuenta en el momento de ponerse a estudiar. Es importante disponer de un lugar de trabajo adecuado, una rutina de estudio y eliminar numerosos  distractores de nuestro entorno. A continuación, se facilitarán algunas cuestiones a tener en cuenta a la hora de ponerse a estudiar.

¿Cómo ha de ser el lugar de trabajo?

  • A ser posible siempre se ha de intentar estudiar en el mismo lugar.
  • Silencioso.
  • Sin música, pero en el caso de hacerlo, clásica y sin voces, puesto que podrían interferir con el material estudiado.
  • La silla ha de ser cómoda, pero no en exceso. Evitar asientos muy mullidos, reclinables, etc. Una excesiva comodidad podría terminar por ser un factor que disminuya la concentración.
  • La iluminación preferiblemente natural o, si no, una luz directa sobre los apuntes acompañada de una luz ambiental en la habitación.
  • La temperatura preferiblemente entre los 18ºC y los 22ºC.

¿De que depende el que podamos concentrarnos y mantener la atención?

  • Factores externos (referente al ambiente):
Existen numerosos factores que determinan nuestra atención. Algunos dependen del tipo de letra y el texto (Por ejemplo, algo que esté escrito en negrita o en mayúsculas llamará más nuestra atención. El contraste entre estas partes y el resto del texto determinará nuestra atención, así como el hecho de si existan dibujos o no). Es más sencillo atender a algo novedoso, aunque si se repite el tema es más fácil retenerlo en la memoria, siempre y cuando no sea en exceso.
  • Distractores externos:
El ruido o una luz o temperatura poco adecuada dificultará la tarea, al igual que la ausencia de un horario o una rutina de estudio. Dejarse llevar por la pasividad o comodidad inicial podrá convertirse en un obstáculo importante. Realmente merece la pena realizar un esfuerzo hasta alcanzar cierta concentración, que después mantener no resultará tan difícil. Si el tema es excesivamente difícil o excesivamente fácil podrá complicar nuestra concentración, al igual que si resulta un tema monótono. Otro distractor será la existencia de otras cosas que nos interesen o motiven más.
  • Factores internos (referente al estudiante):
La atención dependerá en buena medida de nuestras necesidades e intereses, así como de nuestros hábitos y expectativas. Obviamente, aquello que nos interesa despierta mucho más nuestra atención.
  • Distractores internos:
La existencia de conflictos personales supone un enorme obstáculo en el momento de concentrarse. Es normal que otras preocupaciones centren nuestra atención cuando estamos estudiando. La ansiedad puede suponer otro obstáculo, en bajos niveles puede aumentar nuestro rendimiento, pero cuando se supera determinado umbral, puede suponer un problema para concentrarse. La falta de interés en el estudio o en la temática puede resultar un escollo. Un exceso de tareas, o la acumulación de las mismas, puede resultar también perjudicial para centrarse en el estudio. La fatiga física o psíquica puede disminuir nuestro rendimiento o evitar una buena concentración.  Por último y no menos importante, la falta de voluntad. Sin esta, será complicado rendir en el estudio. En numerosas ocasiones, la problemática en los estudios no reside en la aplicación de una metodología deficiente en el momento de enfrentarse con la tarea, si no que, como bien se mencionaba al principio del párrafo, puede deberse a una falta de concentración o motivación cuyo origen es mucho más profundo. En ese caso, lo más idóneo sería recurrir a la ayuda de un psicólogo que ayude a descubrir aquellas preocupaciones y conflictos internos que impiden poder estudiar con eficacia y tranquilidad.

¿Qué se puede hacer entonces para mantener una atención adecuada?

  • Eliminar todo aquello que nos distraiga a la hora de realizar nuestra tarea.
  • Planificar las horas de estudio: Es muy recomendable realizar un descanso de 10 minutos por cada hora de estudio, de lo contrario, nuestra atención y concentración se pueden ver mermadas. Este descanso facilita el paso de datos a la memoria a largo plazo, o lo que es lo mismo, facilita la asimilación de información y su aprendizaje.
  • Evitar una postura excesivamente cómoda (no estudiar en el sofá).
  • Lograr una tensión psicofísica adecuada, o sea, que exista una mínima tensión que facilite una concentración relajada. Un nivel de activación suficiente para que facilite la concentración y no termine por dificultarlo.
  • Estudiar en una habitación bajo unas condiciones adecuadas.
  • Procurar siempre estudiar en el mismo lugar.
  • Si existen otros problemas que nos inquietan y distraen, procurar resolverlos antes. Para ello podemos recurrir a la ayuda de un psicólogo, si es necesario.
  • Evitar caer en la monotonía. Se puede alternar la lectura con el subrayado y la realización de esquemas, o bien, sencillamente cambiar de asignaturas.
  • Tras la jornada de estudio o tras haber logrado determinados objetivos, procurar recompensarse. Por ejemplo, si te apetece un batido a mitad del estudio, esperar a terminar, y cumplir con los objetivos para tomarse el batido. Este evitará distracciones en medio del tiempo de estudio y funcionará como un refuerzo positivo una vez terminada la tarea.
  • Intentar ver el tema a estudiar con interés. Buscar el lado positivo, interesante o agradable a lo que se estudia, aunque esto no siempre resulta fácil.
  • Realizar ejercicios de concentración.
  • En caso de estar nervioso, llevar a cabo alguna técnica de relajación que, llegado el caso, podría ser enseñada por un psicólogo con formación en técnicas de relajación.

Técnicas para mejorar la concentración:

  • Realizar respiraciones lentas y centrar la atención en ellas.
  • Imaginar un lugar agradable y concentrarse en ese lugar.
  • Trazar mentalmente un triángulo, después un círculo, hacerlo desaparecer y repetir el proceso con varias figuras geométricas.

Técnicas para mejorar la motivación.

Es importante destacar que este tipo de técnicas no siempre resultan eficaces, puesto que, en ocasiones, la falta de motivación se debe a motivos mucho más profundos.
  • Buscar y proponerse objetivos a conseguir. Estos han de ser realistas y acordes a uno mismo.
  • Emplear técnicas activas de estudio, como el subrayado, la esquematización, etc. Cuanto más activo resulte el estudio, mayor implicación habrá por parte del estudiante y más se vivenciará el tema, con el consiguiente mejora en la retención de los datos.
  • Hacer del estudio un hábito. Llevarlo a cabo a la misma hora y en el mismo sitio.
  • Darse gratificaciones cuando los objetivos se hayan visto cumplidos. Los objetivos se habrá planificado previamente.
  • Realizar un sobreesfuerzo inicial. Si en los primeros días del curso se realiza un mayor esfuerzo, resultará más sencillo comprender los temas que se impartirán posteriormente y coger el ritmo de la clase y de estudio.
  • Procurar desarrollar la curiosidad. A veces algunas asignaturas se consideran un rollo por el profesor, la opinión de la clase, nuestros intereses, etc. Es aconsejable ver cuales son los motivos y procurar no coger la asignatura dando por hecho que es un rollo. Procura mirarla con curiosidad, buscar el lado interesante de la misma. En último caso, pensar que si se quiere aprobar y llegar a terminar el colegio, instituto o la carrera, no queda más remedio que aprobarla.
  • Procurar evitar distractores. Quita todo aquello que te distraiga de alrededor.
  • Intentar tener confianza en uno mismo. Este punto es muy fácil decirlo, ahora bien, llegar a tenerlo supone realizar un trabajo interior a largo plazo en algunos casos.
 
Fuente: desqbre.wordpress.com
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lunes, 31 de agosto de 2015

CUMPLE TUS PROMESAS A LOS NIÑOS

Cumple tus promesas a los niños

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Dentro de este grupo de entradas sobre la educación emocional y los niños hay algo que es importante: el lenguaje está conectado a la realidad, las promesas con la acción. Promesa en su primera acepción en el diccionario RAE significa: “Expresión de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo”. Luego la promesa liga el lenguaje y la acción. Es tremendamente negativo para un niño, sea un hijo o sea un alumno, que una figura significativa para él no cumpla lo que le promete.

Muchas veces hacemos pequeñas promesas a los niños. Hace poco estando con un amigo que tiene una hija de 6 años, le prometió que al volver a casa la llevaría en moto. Al llegar a la casa la niña estaba pendiente de la promesa y para mi amigo la vida se había complicado y trataba de dilatar su promesa: lo hacemos mañana, no pasa nada. Pero para la niña si pasa, porque los niños no tienen otro modo de conseguir las cosas que sus figuras de referencia, si estas les fallan se encuentran impotentes y su mundo se dibuja como un mundo donde la palabra no sirve, donde la confianza se diluye.
Por todo eso es mejor que cuando le decimos algo a un niño lo cumplamos. Sintámonos verdaderamente ligados por lo que hemos dicho a los niños. Esto nos exige que cuando no vamos a poderlo cumplir, no lo prometamos y mucho menos prometamos cosas para quitarnos al niño de encima o para superar una pequeña situación. Es muy importante que nuestra palabra sea verdad y cuando decimos si, ese sí sea real. Lo mismo con el no. El niño aprende con el no que hay límites que no todo se puede conseguir. También de ese modo lo aprende en un ambiente de confianza. Aprende a confiar en su padre/madre o maestro y a conocer los límites: ni siquiera su padre puede decir a todo que si.
No quiero que se lea que hay que ser rígidos en el no. El no son los límites y estos son negociables. Si no podemos decimos que no, pero el niño debe tener la posibilidad de negociarlo, no encontrarse con un padre que es una muralla, que dice no y se acabó, debe poder insistir y el padre ver si es realmente no o puede hacer alguna concesión.
Hay siempre una distancia entre lenguaje y realidad, pero esta debe ser la menor posible, eso hará crecer en ese ambiente de confianza tan fundamental para los niños. Si estos tienen además problemas de confianza por ejemplo por abandono y es un niño adoptado, la verdad de nuestra palabra es todavía más importante porque va cimentando paso a paso la recuperación de la confianza.
La palabra crea el mundo donde los humanos viven, la solidez o fragilidad de esa palabra va a crear muchas de las posibilidades de la persona. La etapa de la formación y del crecimiento es también la etapa de la creación de la propia palabra y esta se forma en esa interacción con las figuras significativas que tienen una gran influencia.
Tener una palabra sólida posibilita el diálogo y el diálogo va a servir al niño para ir explorando la vida, para irle dando sentido. El niño es persona desde que es niño y necesita ese diálogo y la confianza de las personas que le cuidan, necesitan que se le respete respetando las cosas que se le dicen, respetando su palabra dicha por un niño. Para el padre/madre o el docente, este es el punto clave: confiar en su hijo o alumno y darle el terreno de la confianza en su palabra, construir un diálogo verdadero con él/ella.
Palabra, promesa, claves para construir una relación y claves para la relación con los niños.

Vía Antonio Esquivias
www.antonioesquivias.wordpress.com
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lunes, 24 de agosto de 2015

LOS NIÑOS NO ENTIENDEN LA IRONÍA

Los niños no entienden la ironía

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Hasta los 8 o 10 años de edad los niños no entienden la ironía y sin embargo la utilizamos. En su tercera acepción de la RAE, ironía es: «Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice». La primera es, «burla fina y disimulada». Los niños no lo entienden porque su comunicación es directa, entiende poco de decir una cosa queriendo decir otra, de burlas y de disimulos.
En resumen, cuando utilizamos la ironía creamos para el niño un ambiente de inseguridad, a través de crear una distancia afectiva. Los niños necesitan seguridad que es fundamentalmente afectiva. Después de las necesidades básicas cubiertas, lo primero que necesita un niño es la seguridad del vínculo con las figuras significativas y las que están a su cuidado y la ironía pone en duda precisamente esa seguridad del vínculo.
Seguridad de la comunicación, el niño no debe encontrarse que su comunicación no es aceptada. Eso es precisamente lo que hace la ironía: dudar de la comunicación del otro y con los niños la palabra es confianza.
Debemos confiar en lo que nos dice el niño. Evidentemente alguna vez nos engañará, entre otras cosas porque tiene que aprender el valor de las palabras, aprendiendo a mentir. Pero es mejor que nos mienta alguna vez que perder la confianza. Sencillamente cuando descubramos la mentira, si lo es, se lo decimos y restauramos la confianza. Esto va haciendo más consistente la comunicación. Es decir hay que dar valor real a la comunicación del niño y no desvalorizarla porque es de un niño. Cuando más valoremos la comunicación del niño más sólido va a ser nuestro vínculo con el/ella.
Esto no quiere decir que no haya sentido del humor en la comunicación, sino que tenemos que distinguir burla de sentido del humor. Burla aparece en la definición de ironía, sentido del humor no. El problema con la burla es que desprecia a la persona, la considera incapaz en alguna medida. El sentido del humor, la broma, en la comunicación con los niños es bueno, incluso muy bueno, pero la burla es mala. La burla es una herramienta de la ironía.
Como un trabajo importante de autoconocimiento, cada vez que utilizamos la ironía, deberíamos tratar de descubrir los motivos que nos han llevado a hacerlo. Seguro que descubrimos intencionalidades que dejan de lado al niño y aparece nuestro cansancio o nuestro mal humor u otros motivos por los que hemos hecho pagar al niño que no tenía nada o poco que ver con ellos. Este trabajo posterior a la utilización de la ironía puede ser muy importante para ayudarnos a utilizar nuestra comunicación de un modo más seguro.
Lo que digo en esta entrada sirve tanto para padres como para docentes y cuidadores y significa un gran cambio en el modo en que nos relacionamos con los niños, en el modo en que les apoyamos en su crecimiento, creando un clima de seguridad afectiva, que es nuestra finalidad más importante en nuestra relación con ellos.
Fuente: Antonio Esquivias
www.antonioesquivias.wordpress.com
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jueves, 20 de agosto de 2015

IMAGEN CORPORAL Y AUTOESTIMA

IMAGEN CORPORAL Y AUTOESTIMA


Estoy gordo. Estoy flaco. Me gustaría ser más alto, más bajo, tener el pelo rizado, el pelo liso, la nariz más pequeña, los músculos más desarrollados, las piernas más largas…
¿Te resulta familiar alguna de estas afirmaciones? ¿Estás acostumbrado a minusvalorarte? En tal caso, no estás solo. Es por desgracia un problema muy extendido, que en principio no se le da importancia, pero acaba generando problemas más serios; de hecho no es un problema “que se estanca”, sino que crece o disminuye, en función de que le pongamos solución o no.
Los adolescentes, experimentan multitud de cambios. Y, a medida que va cambiando su cuerpo, también lo hace su autoimagen (la imagen que tienes de ti mismo), así como la imagen “idealizada”, que te viene “inoculada” por modas sociales. A muchos les cuesta habituarse a esos cambios, y mantenerse firmes sobre las influencias externas, y eso acaba repercutiendo su autoestima.
Pero este no es un problema solo de la adolescencia. Se observa en adultos, que a medida que decrece la autoestima y/o crece un estado depresivo, el cuidado de la imagen corporal se deteriora, y en la medida que se descuida la imagen corporal decrece la autoestima y crece los sentimientos depresivos.

¿Por qué son importantes la autoestima y la imagen corporal?
La autoestima se refiere a la medida en que nos aceptamos y valoramos y lo orgullosos que estamos de nosotros mismos. La autoestima es importante porque el hecho de sentirnos bien con nosotros mismos puede influir sobre nuestra forma de actuar. Una persona que tiene alta la autoestima hará amistades con facilidad, controlará mejor su comportamiento y disfrutará más de la vida.
La imagen corporal se refiere a cómo se siente una persona con su aspecto físico, y a la vez nos habla de cómo se siente internamente a nivel emocional. Pero hay que tener en cuenta que es un camino de dos direcciones..
Para mucha gente, sobre todo durante la primera etapa de la adolescencia, la imagen corporal está íntimamente relacionada con la autoestima. Esto se debe a que, al estar dejando de ser niños para convertirse en adultos, a los adolescentes les preocupa mucho más cómo los ven los demás. Y en los adultos se refleja más en su imagen corporal como se sienten emocionalmente.

¿Qué influye sobre la autoestima de una persona?
Pubertad
Algunos adolescentes tienen problemas de autoestima al principio de la pubertad porque su cuerpo experimenta multitud de cambios. Esos cambios, combinados con el deseo natural de ser aceptados, hacen que les resulte tentador compararse con los demás. Se pueden comparar con las personas que tienen alrededor o con actores y famosos que ven en la televisión, el cine o las revistas.
Pero no tiene demasiado sentido compararse con otras personas porque los cambios que conlleva la pubertad son diferentes en cada persona. Algunas personas empiezan a desarrollarse pronto, mientras que otras lo hacen de forma tardía. Algunas desarrollan temporalmente una capa de grasa para prepararse para el estirón, otras se engordan de forma permanente y hay otras que siguen estando flacas por mucho que coman. Todo depende de cómo hayan programado su cuerpo los genes, aunque también de los hábitos alimenticios.
Los cambios que acompañan a la pubertad pueden repercutir sobre la forma de sentirse sobre uno mismo tanto en las chicas como en los chicos. Algunas chicas pueden sentirse incómodas con sus cuerpos en proceso de desarrollo o avergonzarse de ellos. Otras desearían desarrollarse más deprisa. Las chicas pueden sentirse presionadas a adelgazar mientras que los chicos pueden sentir que no son lo bastante corpulentos o musculosos.
mejorar la autoestima

Influencias externas

De todos modos, el proceso de desarrollo normal no es lo único que repercute sobre la autoestima. Hay multitud de otros factores (como las imágenes que difunden los medios de comunicación de chicas delgadas y chicos musculosos con abdominales esculpidos) que pueden repercutir sobre la imagen corporal de una persona.
La vida familiar también puede influir sobre la autoestima. Algunos padres pasan más tiempo criticando a sus hijos y el aspecto físico que tienen que elogiándolos. Esas críticas pueden reducir la capacidad de una persona para desarrollar una alta autoestima.
La gente también puede ser objeto de burlas y comentarios negativos sobre su aspecto procedente de sus compañeros de clase. A veces el origen de este tipo de comentarios reside en los prejuicios raciales y étnicos. A pesar de que estos comentarios suelen obedecer a la ignorancia de quienes los hacen, a veces pueden repercutir negativamente sobre la imagen corporal y la autoestima de quien los recibe. También hay que tener en cuenta que un mismo comentario no afecta a todos, ni lo hace en la misma medida, esto está en función de la estructura cognitiva y la buena salud emocional.
Existen muchos factores que pueden provocar una autoestima baja, ya que, como ya hemos nombrado, el principal factor es la propia estructura cognitiva y la salud emocional de la persona.

Autoestima sana

Si tienes una imagen corporal positiva de ti mismo, probablemente te aceptarás y te gustarás tal y como eres.
En la adolescencia esta actitud saludable te permitirá explorar otros aspectos del hecho de crecer, tales como hacer amistades, adquirir mayor independencia con respecto a tus padres y plantearte nuevos retos, tanto desde el punto de vista físico como mental. Y el hecho de desarrollar esas facetas de ti mismo te ayudará a elevar todavía más tu autoestima.
En los adultos les llevará por el camino del equilibrio, a través de las vicisitudes que la vida va deparándoles.
Una actitud positiva y optimista puede ayudar a la gente a desarrollar una alta autoestima. Por ejemplo, decirte: “Bueno, soy humano”, en vez de “Vaya desastre que estoy hecho”, cuando cometes una equivocación. O no culpar a los demás cuando las cosas no salen como esperabas.
Saber qué es lo que te hace feliz y cómo puedes alcanzar tus objetivos puede ayudarte a sentirte capaz y fuerte y a tener la sensación de que controlas tu vida. Una actitud positiva y un estilo de vida saludable (como hacer ejercicio y comer bien) son una perfecta combinación para desarrollar una alta autoestima.
Existe una Terapia de recuperación de la autoestima, que es muy efectiva, el “Protocolo de Autoestima”, si lo necesitas puedes preguntar a un Terapeuta.

Consejos para mejorar tu imagen corporal

Algunas personas creen que necesitan modificar su aspecto físico o su forma de comportarse para sentirse bien consigo mismos. Pero, de hecho, lo único que necesitas hacer es modificar la forma en que percibes tu cuerpo y lo que piensas sobre ti mismo. Muchas veces el exceso de preocupación denota una falta de autoestima, pues indica que no estás satisfecho contigo mismo.
Lo primero que tienes que hacer es reconocer que tu cuerpo es tuyo, independientemente de la forma, talla o color que tenga. Si te preocupa mucho tu peso o tu estatura, ve al Terapeuta para saber si va todo bien. Pero el aspecto de tu cuerpo solo es un síntoma, eres tú quien ha de estar contento contigo mismo, con tu vida, con tu físico… y esto habitualmente nace desde el interior de la persona.
En segundo lugar, identifica qué elementos de tu aspecto físico puedes cambiar de forma realista y cuáles no. Todo el mundo (hasta el famoso aparentemente más perfecto) tiene cosas que no le gustan de sí mismo que no puede cambiar y necesita aceptar, desde su estatura a su talla de zapatos.
Si hay aspectos de tu cuerpo que quieres y puedes cambiar (como lo en forma que estás), hazlo fijándote metas. Por ejemplo, si quieres ponerte en forma, diseña un programa para hacer ejercicio diariamente y comer alimentos nutritivos. Luego haz un seguimiento de tus progresos conforme te vayas aproximando a la meta. ¡Plantearse retos personales es una forma estupenda de elevar la autoestima!. Lo principal es que las metas que te plantees sean reales, es decir conseguibles, en segundo lugar que sean beneficiosas para tu persona.
Si te encuentras haciendo comentarios negativos sobre ti mismo, oblígate a detenerte, pon un centinela a tus pensamientos, y no dejes que aniden pensamientos negativos, si no lo puedes evitar pide ayuda. Prueba a elevar tu autoestima haciéndote tres piropos cada día. Cada día antes de acostarte piensa en tres cosas de ese día que te hayan hecho disfrutar, cosas que hayas hecho bien… Puede ser cualquier cosa, desde notar los rayos del sol en la cara hasta escuchar a tu grupo musical favorito u oír cómo se ríe alguien cuando le cuentas un chiste. Centrándote en las cosas buenas que haces y los aspectos positivos de tu vida, podrás cambiar para bien la forma en que te sientes contigo mismo.

¿Cuándo debes pedir ayuda?

Lo fundamental es que entiendas que la autoestima no es un problema menor, sino la cimentación de tu estado emocional, y que más pronto o tarde te irá llevando por su camino.
Normalmente los problemas de baja autoestima y de imagen corporal negativa no se pueden superar sin ayuda. Algunas veces las personas se deprimen, pierden el interés en las actividades y relaciones sociales, incluso se autolesionan, se refugian en el alcohol, en el consumo de drogas, en la comida… Si te sientes así, no lo dudes es hora de acudir a un Terapeuta.

Vía Antonio Bernal
www.cursosterapiasnaturales.org
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domingo, 9 de agosto de 2015

HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA QUE PERSISTEN CUANDO SOMOS ADULTOS

¿CUÁLES SON LAS HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA QUE PERSISTEN CUANDO SOMOS ADULTOS?


Los problemas vividos en la infancia vaticinan cómo será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos. Además, estos pueden influir significativamente en como nuestros niños de hoy actuarán mañana y en como nosotros, por otro lado, afrontaremos las adversidades.

Así, de alguna forma, a partir de estas 5 heridas emocionales o experiencias dolorosas de la infancia, conformaremos una parte de nuestra personalidad. Veamos a continuación cuáles son nuestras heridas….

1- El miedo al abandono

La soledad es el peor enemigo de quien vivió el abandono en su infancia. Habrá una constante vigilancia hacia esta carencia, lo que ocasionará que quien la haya padecido abandone a sus parejas y a sus proyectos de forma temprana, por temor a ser ella la abandonada. Sería algo así como “te dejo antes de que tú me dejes a mí”, “nadie me apoya, no estoy dispuesto a soportar esto”, “si te vas, no vuelvas…”.
Las personas que han tenido experiencias de abandono en la infancia, tendrán que trabajar su miedo a la soledad, su temor a ser rechazadas y las barreras invisibles al contacto físico.
La herida causada por el abandono no es fácil de curar. Así, tú mismo serás consciente de que ha comenzado a cicatrizar cuando el temor a los momentos de soledad desaparezca y en ellos empiece a fluir un diálogo interior positivo y esperanzador.

2- El miedo al rechazo

Es una herida muy profunda, pues implica el rechazo de nuestro interior. Con interior nos referimos a nuestras vivencias, a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos.
En su aparición pueden influir múltiples factores, tales como el rechazo de los progenitores, de la familia o de los iguales. Genera pensamientos de rechazo, de no ser deseado y de descalificación hacia uno mismo. 
La persona que padece esta dolorosa experiencia no se siente merecedora de afecto ni de comprensión y se aísla en su vacío interior por el miedo de ser rechazado. Es probable que, si hemos sufrido esto en nuestra infancia, seamos personas huidizas. Por lo que debemos de trabajar nuestros temores, nuestros miedos internos y esas situaciones que nos generan pánico.
Si es tu caso, ocúpate de tu lugar, de arriesgar y de tomar decisiones por ti mism@. Cada vez te molestará menos que la gente se aleje y no te tomarás como algo personal que se olviden de ti en algún momento.

3- La humillación

Esta herida se genera cuando en su momento sentimos que los demás nos desaprueban y nos critican. Podemos generar estos problemas en nuestros niños diciéndoles que son torpes, malos o unos pesados, así como aireando sus problemas ante los demás; esto destruye la autoestima infantil.
El tipo de personalidad que se genera con frecuencia es una personalidad dependiente. Además, podemos haber aprendido a ser “tiranos” y egoístas como un mecanismo de defensa, e incluso a humillar a los demás como escudo protector.
Haber sufrido este tipo de experiencias requiere que trabajemos nuestra independencia, nuestra libertad, la comprensión de nuestras necesidades y temores, así como nuestras prioridades.


4- La traición o el miedo a confiar

Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres principalmente, no cumpliendo sus promesas. Esto genera una desconfianza que se puede transformar en envidia y otros sentimientos negativos, por no sentirse merecedor de lo prometido y de lo que otros tienen.
Haber padecido estos problemas en la infancia construye personas controladoras y que quieren tenerlo todo atado y reatado. Si has padecido estos problemas en la infancia, es probable que sientas la necesidad de ejercer cierto control sobre los demás, lo que frecuentemente se justifica con un carácter fuerte.
Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar. Requiere trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solo y a delegar responsabilidades.



5- La injusticia

Se origina en un entorno en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. En la infancia, una exigencia en demasía y que sobrepase los límites generará sentimientos de ineficacia y de inutilidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.
Las consecuencias directas en la conducta de quien lo padece será la rigidez, pues estas personas intentan ser muy importantes y adquirir un gran poder. Además, es probable se haya creado un fanatismo por el orden y el perfeccionismo, así como la incapacidad para tomar decisiones con seguridad.
Requiere trabajar la desconfianza y la rigidez mental, generando la mayor flexibilidad posible y permitiéndose confiar en los demás.
Ahora que ya conocemos las cinco heridas del alma que pueden afectar a nuestro bienestar, a nuestra salud y a nuestra capacidad para desarrollarnos como personas, podemos comenzar a sanarlas.
Fuente: Raquel Aldana

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