lunes, 18 de julio de 2011

Quiero ser papá...


PATERNIDAD, UN PASO IRRACIONAL
Muchos nos hacemos varias preguntas cuando tratamos el tema de la paternidad: ¿Estaré preparado para ser padre? ¿Es el mejor momento? ¿Quiero renunciar a ciertas cosas? ¿Podré afrontar los gastos que supone ser padre? ¿Se ha despertado mi instinto paternal?...
Lo que está claro es que la decisión de ser padres debe ser “en cierto modo” un tanto irracional porqué si te pones a pensar, y no lo tienes muy claro, siempre encontrarás una excusa para no dar el paso. Con esta reflexión no estoy diciendo que tenga que ser “por accidente”, sino que es un paso grande que hay que dar en nuestras relaciones y que, como cualquier decisión importante, conlleva sus riesgos y pone en marcha nuestro sistema de “toma de decisiones”.
Cuando nos planteamos tantas preguntas antes de tomar esta decisión, lo único que conseguimos es generarnos más dudas y retrasar el tan deseado momento: “Cuando tengamos una estabilidad laboral; cuando tengamos un dinero recogido; en pasar la boda de nuestros amigos; después de hacer ese gran viaje que siempre hemos querido hacer…” ¿Existe el momento idóneo?
Yo, en mi caso, he tomado la decisión: QUIERO SER PADRE. He reflexionado, y lo he decidido. Tengo a la mujer ideal a mi lado, creo que podemos formar un gran equipo como padres, ella como pediatra y yo como pedagogo (aunque eso no sea garantía de éxito creo que poseemos herramientas para ello, como digo en mis talleres: “cuantas más cartas tengamos mejor juego tendremos”). Igual podéis pensar que mi decisión es un poco impulsiva y puede estar sugestionada por el hecho de que ayer fuera mi cumpleaños y he sentido la necesidad de madurar (no diré que no…). No es una cosa que piense ahora, llevo tiempo meditándolo y lo único que cambia es que quiero hacer pública mi decisión.
Entrando en el tema de la paternidad, aprovecho para hacer otra reflexión. Anoche, haciendo “zapping” por nuestra “culta” (modo ironía activado) televisión, encontré el testimonio de un padre en el programa “ola, ola” de Cuatro, que me dejó sobrecogido. Aparecía un padre con su hija de unos 4 o 5 años, en la orilla de una playa, el hombre iba equipado con una espátula de albañil. Estaba intentando hacer un castillo de arena, y soltó esta perla: “He estado buscando información por Internet sobre cómo hacer un castillo de arena y dicen que con la espátula se consigue más consistencia y definir mejor las formas”… Pero ¿estamos locos o qué? La niña pasaba del padre totalmente y enseñaba a cámara una bola de arena que había hecho mientras decía: “mira, papá una bola!!!”… Claro! De eso se trata, de jugar con nuestros hijos. Ellos quieren nuestra atención, que disfrutemos con lo que ellos y ellas hacen, les da igual que el castillo que hagan tenga ventanas, calabozo,… Pero, ¿cómo se te ocurre jugar con tu hija a los castillos de arena y no llevar ni un cubo? Si lo que más les gusta es llenar el cubo, ese ratito en el que se sienten “mayores” porqué tienen la responsabilidad de llenar el cubo y de hacerlo bien. Da igual que salga mejor o peor, más o menos consistente, inclinado o recto… lo importante es pasar ese rato con ellos.
Este hecho me hizo reflexionar sobre otros videos, reportajes y noticias que he visto en la que los padres exigen demasiado a sus hijos/as. Suelen ser padres que intentan que sus hijos sean una extensión de ellos en la vida, una manera de evitar asumir que nos hemos hecho mayores. El caso del padre que ha intentado jugar al fútbol de manera profesional y no lo ha conseguido y se le ocurre la “excelente” idea (sigo con el modo ironía activado) de hacer de su hijo un futbolista de élite, sin tener en cuenta si al niño le gustará o si se divierte haciendo eso.
Todos estos casos, nos deben hacer recapacitar sobre nuestra situación. Yo siempre digo que lo importante para realizar una buena educación con nuestros hijos/as no es más que el SENTIDO COMÚN. En algunas escuelas de padres y talleres que he realizado me suelen salir con el típico: “pero si tú no eres padre, como puedes dar consejos”. Yo siempre contesto igual: “un oncólogo trata un cáncer sin tener porqué haber sufrido uno”. Yo no doy consejos, porqué considero que los consejos o las soluciones milagrosas no existen, simplemente intento poner mis conocimientos al servicio de los asistentes para que puedan tener más herramientas de las que tienen y que alguna vez puedan echar mano de ellas. Espero que pronto no tenga que salir con la frase del oncólogo y contestar con un “Si que soy padre y sé lo difícil que es”.
Hoy he decidido hacer una entrada mucho más personal de lo que estoy acostumbrado a hacer. Seguramente tendrá mucha menos repercusión que otras pero, a veces, uno también tiene ganas de expresar sentimientos y no sólo conocimientos, contenidos o datos.

1 comentario:

Lau dijo...

Cuando dices que nunca vamos a encontrar el momento oportuno para ser padres o madres... a mi me surge el pensamiento de "¿cuántas cosas posponemos hasta que sea el momento idoneo?". La paternindad, una boda o cosas más materiales como comprarse un coche, por ejemplo. Siempre estamos posponiendo, a veces, incluso inconscientemente.
Poseo en mi biblioteca un libro titulado "Cartas para Claudia" de Jorge Bucay, que ha sido muy esclarecedor en ciertos aspectos de mi vida, aprendí a no posponer y a ser "taza vacía". Tus palabras me recordaron a esa estapa de mi aprendizaje personal.
Enhorabuena por tu decisión.